LA MIRADA EN EL CIELO
Y EL OIDO EN LA TIERRA

Esta bandada de aves encarna el espíritu de la comunidad. Sus colores están inspirados en los diferentes tonos de la piel humana de todas las razas alrededor del mundo. Pone en valor una tradición colectivista que no debe olvidar el compartir con el resto del clan ya que sólo en grupo se puede hacer frente a las dificultades y a los progresos. Así aparece de nuevo ante nosotros la constancia de que el sujeto individualmente no tiene una existencia propia, no existe por separado ni desconectado de lo demás; la humanidad es libre en su movimiento pero absolutamente interdependiente. Todo importa. De esta reflexión surge una imagen de pura vitalidad y a la vez de nuevo el recordatorio de lo complejos, frágiles, finitos e irrepetibles que somos.