Via crucis. 1992. Fotografía y pan de oro sobre madera.
182 x 127cm.
METAPHYSICS WITHOUT HEAVEN
1993
Seducidos por la fatal atracción de ese ardiente mundo inmaterial que se puebla de manera incontrovertible con nuestros anhelos y frustraciones, nos aproximamos a las enigmáticas imágenes vegetales de Pamen Pereira -unas imágenes que a lo largo de los últimos años han estado vinculadas desde una perspectiva teosófica tanto a las poéticas paisajísticas del romanticismo alemán, como al impulso naturalista patente en la obra del también alemán Joseph Beuys- buscando ante las mismas poder desprendernos sin temor de todo aquello que se muestre ajeno a los turbadores dominios del sueño y la sin razón.
David Pérez
Extracto del texto Tras el laberinto verde 1993 catálogo Metafísica sin cielo.
El fuego del filántropo. 1993. Fotografía, pan de oro y cera sobre madera. 189 x 127cm.
Hojabosque. 1992. Fotografía y óleo sobre madera. 170 x 127 cm.
Ad libitum. 1992. Fotografía, estopa y raso sobre madera.
189 x 127 cm.
El calor del bosque. 1992. Fotografía y óleo sobre madera. 170 x 127 cm.
Tras el laberinto verde
El pintor que encontró su técnica no me interesa. Cada mañana se levanta sin pasión y, tranquilo y apacible, prosigue el trabajo comenzado la víspera.
Sospecho en él cierto hastío, propio del obrero virtuoso que prosigue su tarea sin el relámpago imprevisto del momento feliz.
No tiene el tormento sagrado, cuya fuente reside en lo inconsciente
y lo desconocido; nada espera de lo que será. Yo amo lo que nunca ha sido. Odilon Redon
De entre todos los innumerables y cuidadosos dibujos realizados por Pamen Pereira hay uno que nos resulta especialmente fascinante y atractivo dada la violencia poética que el mismo concita. Nos referimos a un curioso, y a la par premonitorio Autorretrato en el que se puede observar cómo de un cuasi fosilizado cráneo surge de manera potente y enérgica el robusto tallo y las carnosas hojas de una planta tan vigorosa como opulenta. Un perverso y barroco enigma se dibuja a través de este pequeño jeroglífico floral que, heredero indirecto del ya clásico tema de la Vanitas, nos ofrece una reflexión más sensual que botánica sobre esa planta que – surgida como una brutal y desmesurada erección en el centro de la bóveda craneal- confunde la muerte y la vida en una callada e interminable cópula cuyo desarrollo se sitúa junto a la atenta y ciega mirada de ese ojo pineal descrito por Bataille a comienzos de 1927.
David Pérez
Dicotomía. 1990. Hoja y adobe sobre cartón. 100 x 70 cm.